ST. PATIB'S DAY. 1ª EXPEDICIÓN TIBERA

Después de tantos meses esperando este viaje, por fin llegó el gran día. Ahí estábamos todos con pocas horas de sueño encima (aunque en esos momentos era lo de menos), esperando en Avenida de América a ese autobús que nos llevara al airport (había que ir preparándose para el nuevo idioma, especialmente tú, XicaDlaLibreta). Al llegar estaba el resto de la expedición (la pareja yo siempre he o lo que es lo mismo y traducido al idioma de Shakespeare I have always´ couple; y el Dr. Kevicius) con las maletas listas para ser facturadas destino Dublín.

Tras un rutinario paso por el control policial (esa Taty con sus pinturejas que pasó el primer apuro del viaje...), algunos comenzamos a poner la rueda en funcionamiento en la propia terminal (con el consiguiente gasto económico que ésto conlleva), la primera sorpresa en forma de camiseta conmemorativa del viaje hizo su aparición estelar. Foto por aquí, foto por allá, ronquido por aquí, ronquido por allá... y de repente ya estábamos en Dublín... GÜELKOME TIBEROS!!!!

Del aeropuerto corriendo al hotel (o mejor dicho chalecito), y de allí a ver la St. Patrick´s Parade (es decir, como la cabalgata de mi barrio, pero con más pelirrojos por metro cuadrado, sin reyes magos y sin lanzamientos de caramelos y bollicaos). Tras la primera pérdida y encuentro de Dani, nos dispusimos a probar el primer plato típico de la zona... unos buenos Whoppers gigantes, que ya eran necesarios. La tarde la pasamos entre bailes con los autóctonos y las primeras pintas del viaje (con los primeros vasos de regalo...). En ese momento, Dani decidió abandonarnos hasta el lunes y se puso en modo hibernar. El día acabó con la típica visita del Tío del Mazo en un pub irlandés, donde el resto de los allí presentes parecían no notar la presencia de nuestro fiel amigo (y más a esas horas).

A la mañana siguiente después de que tocasen a diana (menos mal que ya es mayor de edad), y tras toque de atención del jefazo, nos dispusimos a degustar los 14 kilos de tostadas y tortitas que buenamente nos metimos entre pechos y espalda. La jornada transcurrió entre numerosas visitas a los monumentos de la ciudad, donde cabe destacar:

• La casidecapitación de Dani por parte del Tullido, tras el casi-record de lanzamiento de botin a cámara.
• Incrustación de cristal en cara de Lore ... más zzz que nunca.
• Plan de atraco al Dublin Bank para intentar subsanar los futuros problemas económicos que empezaba a cernir (bonito palabro) sobre ellos.
• Lanzamiento de orejillas a ciertas camareras.
• Atasco gochilero de Dani en dicho establecimiento.
• Comilona en el Restaurante más americano regentado por chinos de Dublin.
• Caida de Copitos de Nieve y Pichí.
• Pérdida del famoso (porque lo dijo el Doctor J) muro de U2.
• Principio de congelación para ver el timo de los CoBetes nocturnos.
• Briconsejo de Kal'los para evitar que se nos encendiesen los pilotos en el restaurante italiano.

A continuación, nos dirijimos a Temple Bar para disfruta de la noche dublinesa, donde encontramos al doble de Pablo "El informático", a la Loba Herida que retozaba con todo bicho viviente y no tan viviente, a las chicas de los minúsculo tapáculo, ... Antes de dejar el Pub Daddy cierto cojo que revoloteaba por allí sufrió un pequeño percance cuando una buena moza de la tierra emuló a Machús tocándole el paquete a Parada. Después de una ardua pelea con los taxistas dublineses, que no paraba ni enseñándole cacha...conseguimos llegar al dulce hotel y poder descansar...algo que muchos necesitábamos.

El lunes despertamos todos con una gran noticia, Dani había vuelto, raudos y veloces nos dirijimos a la fábrica del tio Guiness a echarle un vistazo e inspeccionar la zona, donde los más valiente degustaron unas pintas en un bonito mirador con magníficas vistas de la ciudad. Ya sólo quedó tiempo para darle al shopping, recoger el equipaje y encaminarnos al aeropuerto (NOTA: Dani mantuvo una "conversación" inglés-capitán cabernícola capitán cabernícola-inglés con Catherine.). El aeropuerto nos recibió con un retraso de dos horejas y tras pasar el detector de sementales, donde algunos más que ponerse las botas...se las tuviero que quitar, esperamos y esperamos la entrada en el avión y alguno que otro indigno del espíritu tibero, se dedicó a mangonear en las tiendas aledañas. Del viaje de vuelta sólo destacar una cosa: Zzzzzzzzzzzzzzzzzz. HOGAR DULCE HOGAR....A VECES.